Gustavo Coronel: Carta a Pedro Pablo Fernández
Acabo de leer su artículo: “No hay una salida”, publicado ayer en “Últimas Noticias”, periódico gobiernero. En este artículo se declara usted partidario de mantener a Nicolás Maduro en el poder, a pesar de la tragedia que su régimen ha generado en Venezuela. Así lo dice usted sin rubor: “Apoyar e impulsar al gobierno para que profundice las medidas que viene tomando es lo mejor que podemos hacer en beneficio del país, del gobierno, y sobre todo, en beneficio de los que pretenden sucederlo, porque las medidas que no se tomen hoy se tendrán que tomar mañana a un costo político mayor”. Se coloca usted en el grupo de los colaboracionistas del régimen, junto a personajes como Herman Escarrá, quienes no han podido resistir la tentación de lamer botas. Ese párrafo no tiene “desperdicio” por lo rastrero. Veamos:
(1) Propone usted apoyar al gobierno en las medidas que viene tomando. Todos hemos visto cuáles son esas medidas: represión, violación de la constitución, estructuración claramente ilegal de un Tribunal Supremo integrado por corruptos, obstrucción del referendo revocatorio, negativa a permitir la acción humanitaria desde el exterior, como fue el caso de CARITAS, corrupción galopante de la burocracia, narcotráfico militar. Con este párrafo usted reniega de su pretendida trayectoria democrática y abusa del nombre del Centro Calvani al asociarlo con su escrito.
Dice usted: “El chavismo llegó a ser una fuerza política enorme gracias a un discurso con alto contenido social… Ese discurso tuvo una pegada muy grande gracias a que fue acompañado con un plan de inversión social generoso”. ¿Es que fue usted incapaz de ver el verdadero propósito que tuvo ese “discurso social”? Era una estrategia política demagógica, para mantener al pueblo leal a un proyecto político perverso. Habla usted de un “generoso plan de inversión social”. Se requiere de ignorancia o de mala fe para confundir dispendioso gasto social con inversión social, como usted lo hace. La inversión se hubiera traducido en programas sociales estructurales pero eso no existió ni ha existido bajo el chavismo. Lo que ha existido, para quienes puedan ver y oír, es gasto social basado en dádivas y subsidios electoreros y populistas, un gasto social no reproductivo que consumió grandes porciones de los fabulosos ingresos petroleros y ha llevado al régimen a endeudarse para continuarlo. Si este gasto social hubiese sido inversión real los pobres venezolanos serían hoy muchos menos, pero son muchos más.
Finalmente habla usted peyorativamente de “la salida”, como queriendo hostigar a quienes en un momento hablaron de ella con la dignidad cívica que hoy le falta a usted. Se burla usted del término y dice que no existe, no “hay ninguna llave” y que no existe “un punto de llegada” de la salida. Yo le digo que sí existe una salida y que la llave es la dignidad ciudadana, el rechazo tajante a un régimen dictatorial, abusivo, corrupto, narcotraficante, inepto y cursi. El punto de llegada debe ser la implantación de un gobierno honesto, democrático y respetuoso de las leyes, el cual permita que los venezolanos comiencen a recuperarse de esta noche horrible que usted se empeña en alargar.
Y no sigo, porque soy hipertenso. Además, porque acabo de recibir unos demoledores comentarios de Joaquín Chafardett sobre su artículo, los cuales dicen con elocuencia todo lo que yo pudiera haber agregado,
Gustavo Coronel
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Pedro Pablo Fernández | No hay una salida
Hay quienes piensan que todo se resuelve con la salida de este gobierno como sea. Muchos de los que piensan así, pensaban que todo se resolvería una vez que al presidente Chávez se lo llevara la Providencia y probablemente son los mismos que votaron por él pensando que con la salida de los adecos y copeyanos se resolvería todo.
El chavismo llegó a ser una fuerza política enorme gracias a un discurso con alto contenido social y a algunas medidas muy efectistas que hicieron que amplios sectores marginados de la población se sintieran tomados en cuenta y empoderados, se sintieron que se les daba visibilidad y reconocimiento. Ese discurso tuvo una pegada muy grande gracias a que fue acompañado con un plan de inversión social generoso.
La caída del gobierno se debe, en una buena medida, a que ya no hay como financiar el gasto social. Viene tomando medidas de ajuste porque no le queda más camino. Ha sufrido un costo político altísimo por subir tímidamente los precios de la gasolina y permitir el aumento progresivo de la comida y del transporte público.
Apoyar e impulsar al gobierno para que profundice las medidas que viene tomando es lo mejor que podemos hacer en beneficio del país, del gobierno, y sobre todo, en beneficio de los que pretenden sucederlo, porque las medidas que no se tomen hoy se tendrán que tomar mañana a un costo político mayor.
Son muchas las experiencias en América Latina de gobiernos que han caído en medio de graves crisis económicas y han sido sucedidos por unos nuevos que al cabo de pocos meses caen también por no poder resolverlas.
La superación de la crisis económica, política y moral pasa por entender que nada se esto se resolverá un día, en un momento, con una acción, o con un objetivo cumplido. Que este proceso será largo y complejo y que es necesario más razón que pasión, más política que confrontación y más inteligencia que fuerza bruta.
@PedroPabloFR